Cultura Activa
Inquilinos atrapados en la pesadilla hipotecaria
Los organizadores comunitarios luchan por los inquilinos, quienes enfrentan desalojo por embargos hipotecarios.
Este artículo pertenece a la edicíon marzo/abril de la revista Dollars & Sense, disponible en http://www.dollarsandsense.org
Este artículo pertenece a la edicíon marzo/abril de la revista Dollars & Sense.
Los Estados Unidos se encuentra en medio de una crisis hipotecaria nacional que amenaza con causar estragos no solo a los propietarios, sino tambien a inquilinos, vecindarios urbanos, y ciudades enteras. Los organizadores comunitarios y activistas legales luchan fuertemente para detenerlo.
Más de 2 millones de propiedades entraron en proceso de embargo el año pasado, número que los expertos temen aumente a 10 millones en los próximos años. Los embargos no solo están empujando a los dueños a la calle. Según The National Low Income Housing Coalition (Coalición Nacional de Viviendas de Bajos Ingresos), los inquilinos componen un 40% de las familias que enfrentan desalojo por embargo. Y por estar concentrados los prestamos menos firmes en los centros de la ciudad, el impacto de los edificios desocupados en barrios frágiles puede ser devastador.
Los prestamistas y los legisladores han respondido lentamente a esta crisis. El plan de rescate de hipotecas de la administración de Obama anunciado en Febrero ofrece ayuda limitada a algunos dueños de casa en riesgo de embargo, pero pasa casi completamente por alto la difícil situación de los inquilinos de edificios embargados. Las familias que enfrentan el desalojo son abandonados a valerse por ellos mismos, a menudo sin comprender sus derechos legales u otras opciones. Pero un grupo de organizadores comunitarios y defensores legales han estado tomando acción: organizando inquilinos, presionando legisladores y prestamistas, y obstaculizando el sistema legal.
Una casa de cuatro familias en la sección Fair Haven en New Haven, CT, antes de que el Deutsche Bank tomara posesión. El precio de la propiedad era $160,000.
Steven Meacham, un organizador de inquilinos de City Life/Vida Urbana, organización de justicia social asentada en Boston, ha estado a la vanguardia de las batallas de embargos. CL/VU tradicionalmente ha organizado grupos para negociar con los dueños de casa e inquilinos que enfrentan desalojo. “Hace alrededor de un año notamos algo raro,” explica Meacham. “La mayoría de los desalojos habían sido bajo presión de los bancos y prestamistas.”
Ahora el grupo escudriña las más reciente listas de embargos y va de casa en casa para alertar a los inquilinos, organiza reuniones con personas en peligro de desalojo, provée asistencia y recomendaciones de cómo negociar con los prestamistas, y organiza demostraciones ante los bancos. También trabaja con previos dueños quienes esperan renegociar sus préstamos con los bancos y continuar arrendando sus propiedades.
La misma casa en enero de 2009. Después de la posesión bancaria y del desalojo de sus occupantes, la casa estuvo vacante por 17 meses hasta ser vendida en diciembre de 2008 por $16,000. La casa fue vandalizada y despojada de todo objetos de valor, desde las cañerias de cobre hasta las láminas de aluminio. Fotos cortesia de Amy Eppler-Epstein.
A menudo los inquilinos son los últimos en enterarse del embargo. “Los inquilinos reciben cartas por parte de los bancos ofreciéndoles unos cuantos cientos de dólares si se marchan en dos semanas; si se niegan los amenazan con desalojarlos en un mes, y no les dan nada,” dice Meacham. Aquellos que se van, a menudo pierden sus depósitos de seguridad y cualquier alquiler prepagado. “La mayoría de los bancos cuentan con que las personas se atemoricen y se vayan. Cuando las personas se resisten, particularmente los inquilinos y previos dueños, los bancos no saben qué hacer ante la situación y se alejan.”
Gracias a las acciones del grupo, una gran cantidad de inquilinos y previos propietarios han paralizado embargos, negociado pagos más altos, y hasta han obligado a los bancos a recortar hipotecas.
Los defensores de viviendas también han llevado las batallas hasta los legisladores estatales y federales. En diciembre, New Haven Legal Assistance (NHLA), amenazó con demandar a Fannie Mae y a Freddie Mac por desalojar ilegalmente inquilinos de edificios que prestamistas federales habían embargado. Las agencias se retractaron y prepararon nuevas reglas para detener la práctica. Ahora los activistas están presionando para quelas mismas reglas sean aplicadas a los prestamistas privados.
“En la situación actual todos pierden,” dice Amy Eppler-Epstein de NHLA. “Los bancos pueden ganar más dinero con un edificio lleno que con un edificio vacío. Es una situación insostenible y tiene que cambiar.”